orar es amarte a ti
LA PARADOJA COMO ESENCIA DE LO ESPIRITUAL
La paradoja es la esencia de la espiritualidad.
No puedo esperar alcanzar algo con lo que no estoy resonando. Desde la escasez no puedo pretender que la prosperidad venga. Desde la inferioridad que supone saberme un ser menor ante un dios que me ha de conceder algo, tampoco.
¿Cómo puedes pretender que alguien que te ama (como es el caso de Dios) va a darte algo que quieres porque le das lástima o porque se compadece de ti?
Alguien que te ama, como se supone que ama Dios, solo precisa saber que tu le amas tanto como te ama a ti. Te reconoce como un igual. Dios, justamente porque lo es, no hace distingos. No tiene ego. No es como los humanos. Dios no juzga; Dios ama. A partir de ahí todo es posible.
Solo desde el amor se puede vibrar con el amor. Para lograr alcanzar algo, lo que sea, has de vibrar con eso; has de estar en resonancia con eso.
LA RESONANCIA
¿Conoces el principio de resonancia? Pues, lo creas o no, ejerce su poder sobre todo el universo. Es como la ley de la gravedad; puede que no creas en ella, pero te aseguro que ejerce un enorme poder sobre ti. Con la resonancia sucede otro tanto: nada que no resuene con amor, atraerá amor. Nada que no resuene con prosperidad, atraerá prosperidad. Nada que no resuene con salud, atraerá salud. Es preciso vibrar con todos y cada uno de los poros de tu ser (y no me refiero solo al plano físico) para aparejarte con el objeto de tu plegaria. Porque ese Dios (o Universo, o Fuente, o como sea que le invoques) ya está vibrando ahí. Dime, si has ligado alguna vez, ¿cómo te acercas a esa persona que deseas? ¿Desde la escasez, desde el miedo, desde el enfado, desde tus malos rollos? ¿O más bien lo haces desde un plano de igualdad, mostrando lo mejor de ti, tu mejor yo? En el caso de la oración sucede lo mismo. ¿Cómo voy a acercarme a quien me ama sintiéndome una basura?
LA ORACIÓN, EL PODER QUE EMANA DEL ENCUENTRO
El poder de la oración es fabuloso. Pero no de la oración tal y como nos la han enseñado. No desde el sentirte minúsculo y tremendamente necesitado. No. La oración es poderosísima siempre y cuando te sepas uno con Dios. Siempre que bases tu oración, no tanto en una petición sino en un estar vibrando emocional, mental y físicamente, desde lo que ya eres. Sí.
Eres un ser valiosísimo en sí mismo. Eres prosperidad y abundancia (con todos los talentos y valores con los que cuentas, aunque quizá no seas consciente). Eres salud (sí, salud también, aunque no seas consciente). Y, sobre todo, eres gracias a que estás intrínsecamente conectado a la vida, a la existencia, a niveles tan sutiles (pero tan potentes) que la vida, que te reconoce como parte de ella (sí, lo hace) no se va a olvidar de ti. Tú eres la vida misma. Y la vida es tú.
Sé que, a priori, parece muy raro. Pero, como te dije, la paradoja es el eje que cruza y une transversalmente, todo aquello que tiene que ver con la espiritualidad. Y tú, eres espiritualidad.
La espiritualidad no es otra cosa que naturaleza. Y tu naturaleza más íntima y sagrada es espiritual.
¿Quieres aprender a orar? ¿De verdad?
Recuerda, todo está ya en ti. Utiliza la mirada correcta. El reconocimiento correcto. Y la expresión correcta.
Y sobre todo, agradece.
Hablemos.
Paloma I. Rico
10 de Febrero 2024