¿QUÉ ES PERDONAR?

perdonar, la herramienta para el cambio.

Primera parte.

 

El perdón es, con diferencia, la herramienta por excelencia para generar una vida nueva.

Es algo muy diferente a lo que crees. Un ejercicio que va de dentro a fuera. Y no al contrario. El perdón exige pasos rigurosos para que funcione.

Para que transformes tu vida.

Es imprescindible que comprendas que es imposible perdonar a alguien que te "ha hecho daño" si primero no descubres dentro de ti, qué es lo que tú mismo has generado que lo ha provocado. Me explico.

¿Cuantas veces has escuchado alguna historia, puede que hasta te haya pasado a ti (o te esté pasando), sobre una persona que siempre se enamora de otra que le trata mal; una persona que pone en alza los defectos, las manías, que le habla despectivamente haciéndole sentir que no vale nada, que es menos que nada; que no es la primera vez que se encuentra en una relación de este tipo y que, de forma recurrente, ha tenido la tendencia a enamorarse y acabar en relaciones en las que le ha sucedido lo mismo?

¿Cuantas veces no hemos escuchado relatos de este tipo?

Pues bien, ya te adelanto que lo primero que hay que hacer es un ejercicio de autoindagación: ¿qué hay dentro de mí, qué pienso y siento, cómo me hablo, qué cosas me digo que atraigo a personas que me lo señalan? Sí. Si alguien me falta al respeto, lo primero que he de averiguar es donde y en qué me estoy faltando al respeto.

Mira, atraes lo que eres. Lo que eres a niveles que ni imaginas. Existe una ley universal que es la de la atracción. Y funciona a diversos niveles:

 

1. El mental.

2. El del habla.

3. El de la emoción.

4. El de la vibración.

 

LOS NIVELES

1. El mental:

¿Qué piensas sobre ti? ¿Te consideras merecedor de todo lo bueno que ofrece la vida? ¿Te amas? ¿Te hablas internamente con amor, con afecto, desde la aceptación? ¿De qué tipo son tus procesos mentales? ¿Echas por tierra todo lo que haces, pospones tus propios planes, dejas tus sueños siempre para el final, eres el último siempre? ¿Te crees capaz o incapaz?

¿Qué carga energética (positiva o negativa) poseen tus pensamientos?

En función de lo que piensas, eso es lo que atraes.

 

2. El del habla:

¿Qué expresas y en qué términos? ¿Con qué energía lo expresas? ¿Hay carga negativa en esa energía cuando hablas?

Cada vez que hablas, a través del sonido, estás conformando la realidad. Sí, sí... lo haces. Tu cerebro no distingue, a nivel emocional, si lo que estás hablando va para ti o para otro por lo que, en primer lugar, se lo queda para sí.

 

En segundo lugar, la carga emocional que le pones a lo que expresas también te la quedas para ti; a través de la vibración propia de tu cuerpo al emitir las palabras generas una energía que, a nivel celular, es percibida por todo tu organismo, lo que hace que se empape de lo que estás verbalizando. Es lo que se conoce como decreto. A lo largo del día estás decretando una enorme cantidad de cosas que, si fueras verdaderamente consciente de ello, no expresarías. No te benefician para nada.

Puede que pienses e incluso que seas de los que visualizan abundancia en tu vida pero, si continuamente hablas con pasión de crisis, de carencia, de escasez, de lo difícil que está todo, si miras a tu propia vida desde la falta, eso será lo que atraerás. Porque, no sé si te das cuenta pero, estás generando una profunda incoherencia. Y aunque llegue dinero a ti, todo será muy dificultoso, atraerlo y mantenerlo.

Se han realizado diversos experimentos que muestran que aquellos que siempre hablan de robos, violencia, secuestros, quejas y otras situaciones por el estilo, son altamente propensos a experimentar o seguir experimentando el tipo de situaciones de las que hablan; es decir, continuamente están recreando la misma frecuencia que les mantiene atrapados ahí.

Tal y como han afirmado los diversos libros sagrados de no pocas tradiciones espirituales a lo largo de la historia, la lengua es considerada una espada de doble filo; te puede llevar a la victoria o a la derrota. De ahí la importancia de poner consciencia en lo que hablas.

Atraes lo que expresas.

 

3. El de la emoción:

Te acabo de explicar de lo fundamental que es de qué color sea la carga emocional que insuflas a tus pensamientos y a tus palabras. Cada emoción expresada desde la pasión y la convicción más profundas, envían una señal magnética al universo. Si emites en clave de amor, te será devuelto ese amor con creces. Si emites en clave de odio, te será devuelto ese odio con creces. Si habitualmente te sientes triste y lo manifiestas en tu actitud (pensamientos, palabra, acciones) seguirás atrayendo tristeza a tu vida. La emoción es la fuerza que da vida y expresión (incluso forma) al pensamiento y al decreto. La emoción se contagia, (obsérvalo si no en tu vida); recuerda por ejemplo, la risa de un niño... y recuerda también el llanto desesperado de un niño... ¿Te contagian algo?

La suma de la emoción a los pensamientos y a las palabras multiplica la efectividad de éstos.

Lo que sientes, atraes.

 

4. El de la vibración:

Obviamente, vibración no es lo mismo que emoción. La emoción se genera en el corazón, la vibración en cambio, lo hace en el plexo solar (a la altura de la boca del estómago). Cuando una emoción de amor, por ejemplo, es experimentada durante un espacio de tiempo determinado, se transforma en vibración pasando entonces a un nuevo nivel de atracción que podría ser, por ejemplo, el enamoramiento; es aquí donde se percibe la vibración del amor en el plexo solar (por eso, fíjate que, cuando sufres un potente desengaño amoroso, inmediatamente percibes una fuerte punzada en la boca del estómago). Al alcanzar cierto grado de vibración atraes más de esa misma frecuencia. Como si de una emisora de radio se tratara, cuando te sitúas en una frecuencia, atraes a ti lo que está sintonizado con esa misma frecuencia. Nada nuevo, vaya. Al vibra en amor, es ese amor el que potencias y generas en ti y en cada una de tus manifestaciones. Por ello atraes más amor manifestando mejores relaciones. Sin embargo, puedes vibrar muchas más emociones en el plexo solar. Una vez alcanzas el punto de vibración adecuado, manifiestas lo que se denomina "un estado del Ser" que se traduce en el nivel de atracción en su máxima expresión.

 

 

perdonar, la herramienta para el cambio.

Segunda parte.

 

"Encontrareis la Verdad y la Verdad os hará libres".

Una frase reconocida mundialmente y transmitida de tiempo en tiempo. Sin embargo, qué pocos han sabido o saben qué significa exactamente. ¿Qué puede suponer que el hecho de hallar la verdad pueda convertir a alguien en un ser libre? ¿Qué es la verdad? ¿A qué se refería exactamente? ¿Quién puede decir qué es la verdad? ¿Se trata de decir la verdad y no  mentir? Pero, ¿qué verdad? ¿La propia, la personal, la que nace de lo subjetivo? O, ¿existe una verdad universal? ¿Así encuentra uno la libertad?

Cuantas preguntas y de qué difícil solución. ¿O no?

Comprender esta enigmática sentencia es, al menos desde mi propia experiencia y capacidad de comprensión, algo mucho más sencillo y obvio de lo que podríamos pensar en un primer momento. Para avanzar como ser humano precisamos realizar movimientos que nos lleven del estado actual en el que nos hallamos, a uno nuevo. Vivimos y nos movemos en lo que modernamente se ha convenido en denominar "zona de confort". Se podría decir que es un estado en el que nos encontramos cómodos y del que da cierto miedo salir. En él es donde surge lo peor de nosotros, donde se generan situaciones en las que nos sentimos incapaces, en las que la desvalorización y el pánico parecen dictar nuestra conducta, donde el diálogo mental se sublima hasta el punto de obsesionar e incluso llegar a trastornar la capacidad natural para discernir lo falso de lo verdadero.

Encontrar la verdad no es sino dar con eso que está anclado en nosotros a un nivel que ni imaginamos, que bien sea a través de la educación, de la cultura o del aprendizaje y la copia, ha quedado instalado en nosotros a modo de creencia, como una verdad primera y última, en forma de patrón o de ideas preconcebidas que nos separan de nosotros mismos y, por lo tanto, del resto. Se trata de localizar eso que impide que la acción o la palabra (o ambas) surjan y se plasmen de forma coherente con el pensamiento y la emoción. Esos bloqueos que nos paralizan o que nos lanzan en picado hacia la propia destrucción.

 

Observar.

Es cuando somos capaces de observar lo que hay en nosotros, (eso que está en mí y que enmascara al Ser que soy) que nos domina, que nos arranca de nuestra paz interior deformando y desdibujando quién soy, lo reconocemos y lo aceptamos dejando que tenga su espacio sin involucrarnos en ello, que se disuelve y deja espacio para que el Ser que soy sea. Llevar la mente al corazón, permitir que el corazón abrace a la mente, que los pensamientos sin fin, el diálogo mental, el ruido que no para sea dulcificado y calmado. Lo que parece tan importante como para creerlo y adoptarlo como una verdad, pierde toda significación e importancia cuando se le deja de conceder relevancia. Así pierde todo su poder sobre ti.

Darte cuenta de la irrelevancia de lo que consideras cuestión de "vida o muerte" que te enerva y te desestabiliza, y dejarlo para quedar en paz, eso es liberarse. Eso es encontrar lo que consideras una verdad en ti y que, en realidad no lo es porque no la has puesto ahí desde el amor por ti sino como resultado de un ejercicio de imitación, de aprendizaje, estableciéndolo como una creencia o patrón inamovible y eterno que, además, suele ser generado por otro.

Cuando dejas espacio te das cuenta de que, en verdad, Tú Eres el Espacio que lo sostiene todo. Y eso te ofrece una perspectiva nueva; esto te da la posibilidad de reconocerte en la totalidad y la unicidad y por ello, dejas de moverte en la apariencia de lo dual. Desde ahí comprendes que todos y todo somos una unidad, que lo que experimentas de algún modo alcanza a todo y que todo lo que sucede, en cierta forma, te alcanza. El mayor acto de perdón es conectar con la esencia, con el ser que eres; abandonar el modo "ofensa" - "ofendido" y situarte en ese espacio en el que la vida se mueve por sí misma, sin que tú a través de la estrechez mental, tengas que dirigirla. Desde ahí, comprendes que nada ni nadie tiene la capacidad de ofenderte puesto que cuidando de ti, siendo consciente de cada pensamiento, palabra y obra, ni ofendes ni, por lo tanto, te ofenderán.

La consciencia de Ser lo transforma todo.